La propia enfermedad y el necesario tratamiento médico de quimioterapia y/o radioterapia empeora a largo plazo la aptitud física de los niños y/o adolescentes y frecuentemente presentan debilidad muscular y/o baja capacidad cardiorrespiratoria entre otras secuelas tanto durante como después de la terapia, teniendo un impacto considerable sobre sus capacidades motoras. La gran mayoría de los supervivientes sufren una serie de síntomas físicos y psicológicos que están presentes meses o años después del cese del tratamiento.
La actividad física dirigida juega un papel vital en el tratamiento y la prevención de los efectos secundarios que a largo plazo se presentan. La evidencia científica avala que el ejercicio terapéutico es la forma más adecuada para mitigar los efectos del tratamiento farmacológico sobre el organismo. Los fármacos y los periodos de reposo tienen efectos secundarios sobre el cuerpo los cuales son atenuados mediante programas de fisioterapia (ejercicio terapéutico) pautados de forma regular, progresiva y objetiva.
Específicamente, la actividad física puede atenuar el riesgo a largo plazo de reacciones adversas: efectos cardiovasculares, baja densidad ósea, obesidad y mala calidad de vida.
JUNTA DIRECTIVA

rubén menéndez
PRESIDENTE

ABEL GARCÍA REDONDO
VICEPRESIDENTE

MERDECES GONZÁLEZ
TESORERA

araceli gosende