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Red bioeléctrica, o «electroma», ¿una revolución en el tratamiento contra el cáncer?

Desde hace algún tiempo ha empezando a crecer el interés en un sistema que es fundamental para la vida, no solo humana sino también para la vida de plantas y animales: la red bioeléctrica que hace funcionar a todo organismo, y que algunos científicos han empezado a llamar el «electroma».

«Así como las señales eléctricas sustentan las redes de comunicación del mundo, estamos descubriendo que hacen lo mismo en nuestros cuerpos: la bioelectricidad es la forma en que nuestras células se comunican entre sí», explicó en un artículo la divulgadora científica Sally Adee, una experta en este campo, y autora del libro We Are Electric: The New Science of our Body’s Electrome.

Todos los elementos que tenemos en nuestro cuerpo, por ejemplo, el sodio, el potasio, el calcio, el magnesio y el zinc, atraviesan una reacción química que hace que se separen sus átomos, formando lo que se conoce como iones, que son partículas con carga eléctrica. Los fluidos de nuestro cuerpo están llenos de estos iones. Los de carga opuesta se atraen, los que tienen la misma carga se rechazan. Y al circular por nuestro cuerpo generan una corriente.

Mustafa Djamgoz, profesor emérito en Biología del Cáncer del Imperial College de Londres, es uno de los primeros científicos que está aplicando la bioelectricidad para tratar la enfermedad. Estudia los procesos bioeléctricos del cuerpo desde hace décadas, y desde 2019 es el coeditor en jefe de Bioelectricity, revista científica dedicada a este campo.

Gracias a las investigaciones que comenzó en 1990, él y su equipo descubrieron un dato revelador: que las células cancerígenas se tornan agresivas, tienden a multiplicarse y a propagarse, cuando son «eléctricamente excitables». Esto es, las células cancerígenas generan un zumbido de actividad eléctrica y eso las hace hiperactivas. Un dato así es muy importante, porque según él mismo ha señalado, «el problema con el cáncer no es tener un tumor. Puedes vivir con un tumor, siempre y cuando sea local. El gran problema es cuando el cáncer se propaga, un proceso que llamamos metástasis».

El científico descubrió que la clave para frenar ese crecimiento hiperactivo era cerrar las compuertas eléctricas de esas células. Es decir, bloquear los canales iónicos, más específicamente los canales de iones de sodio, que son los responsables de provocar la «excitación electrónica» que promueve el crecimiento del cáncer. Utilizando fármacos para bloquear esos canales logró frenar la proliferación y propagación de células cancerígenas en animales. El próximo desafío: realizar pruebas en seres humanos, un proceso que es, indudablemente, mucho más complejo…

Sin embargo, a finales de 2022, William Brackenbury, experto en ciencias biomédicas en la Universidad de York (Reino Unido), y exestudiante de doctorado de Djamgoz, publicó los resultados de un estudio epidemiológico que analizó información de 53.000 pacientes de cáncer (de tres tipos: mama, próstata y colon) que ofrecieron resultados positivos y mostraron el gran potencial que tiene el campo de la bioelectricidad.

Por supuesto, cualquier avance en la investigación contra el cáncer supone una buena noticia para lograr mejoras en la calidad de vida de los pacientes y familiares.

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